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Miércoles 29 de agosto de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opinión

Momento de una rebelión

AmadoHidalgo

Periodista

Lo peor que le pudo ocurrir a Herediano en el último torneo fue campeonizar. Y en la actualidad, su buen momento futbolístico es un bumerang que amenaza con dejarle sin cabeza. La euforia por el título fue un bálsamo para su dirigencia inepta e irresponsable. En esa explosión de alegría los fanáticos dejaron en el olvido el viacrucis que precedió a la gran noche florense. Olvidaron la tarde en que a fuerza de protestas reintegraron a Orlando De León por un despido injusto, que poco después se consumó para siempre. No recordaron la humillación que supuso convertir unas camisetas liberianas en trofeos de venta por un título que no llegó a Heredia en una jornada de muchas lágrimas.

También dejaron pasar las horas de angustia para saber si el “Team” se presentaba o no a los juegos, acosado por huelgas justas, ante la falta de salarios para sus jugadores. Tampoco recordaron al Jafet Soto despedido ingratamente, apenas unos días después de ofrecerle la llave eterna del Rosabal Cordero. Aquella noche en Guápiles se impuso el pundonor y la garra de un puñado de jugadores y la inspiración de un técnico.

Dije en aquella oportunidad que Herediano corría peligro de convertirse en un segundo Liberia y despeñarse en el olvido tras su efímero momento de gloria. Hoy, que echan a Odir – o se va con justas razones, que al fin es lo mismo-, que continúan las huelgas crónicas y el éxodo de jugadores, reitero lo dicho en aquel entonces. Sin el título, estoy seguro que los Sotela ya se habrían visto forzados a dejar el equipo en otras manos.

Mientras esa afición siga con sus colectas y llene el estadio para que los jugadores se autopaguen, el señor Sotela seguirá oteando desde su sillón cósmico, burlándose de todos y mancillando la pasión de quienes si aman al Herediano. Es el momento de una rebelión.