¡Uruguay, bienvenido a Primera!

Kenneth Hernández Cerdas

Redactor

Alajuela. - En el estreno oficial en el Torneo de Invierno, Liga Deportiva Alajuelense se encargó de amargarle la bienvenida al Uruguay de Coronado.

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Lo recibió con las puertas abiertas y al cabo de 90 minutos lo envió de regreso a casa con una mano atrás y la otra adelante.

La Liga se topó con un rival que insinuó peligro a cuenta gotas y lo respetó tanto que recibió un castigo mínimo (2-0) si se toma en cuenta que siempre el más interesado en ganar fue el conjunto liguista.

El argumento del equipo lechero fue pobre si se considera que aguantó atrás y apostó a algún contragolpe con Erick Scott, quien terminó acorralado por la defensa local.

La derrota lechera podría justificarse que al frente tenía un peso completo y un serio candidato al título. No obstante, quedó claro que le llevará tiempo pagar el derecho de piso de jugar en la Máxima Categoría.

Lo enredó al inicio

Cuando más atascado tenía el juego, el equipo alajuelense encontró la fórmula para desatorarlo. Su capitán, Pablo Gabas filtró un pase entre tres hombres que acabó en los botines de Diego Calvo y éste tocó preciso para arrodillar a Ricardo González.

Sucedió al final de un primer capítulo (minuto 42) donde se notó la superioridad de los hombres de Óscar Ramírez. Una hegemonía que se extendió en el complemento, donde los visitantes mermaron su potencial ofensivo, sobre todo tras la expulsión del debutante Álvaro Astúa por doble cartulina amarilla.

El juego en sí dejó sus apuntes específicos, como equipo, la Liga se fortalece y tiene paciencia por más acero que le pongan enfrente. Muestra el gol de Kevin Sancho que coronó innumerables intentos por agrandar la pizarra.

Otro detalle es que Gabas aparece cuando más se le necesita y que Anderson Andrade está lejos de ser el depredador que aniquila víctimas en el área enemiga.

Además la planilla eriza es tan amplía que quien entra, se acomoda de golpe, como sucedió ayer con el lateral Francisco Flores.

En lo que respecta a Uruguay, de entrada sintió el rigor que implica actuar en una categoría mayor y recibió la enseñanza de que si llega a proponer poco, no le quedará otra que salir cabizbajo.