Opinión

JulioRodríguez B.

Periodista

Bien hicieron los periodistas deportivos que, tras la derrota de la Liga Deportiva Alajuelense frente al Newell´s Old Boys, en Argentina, por 2 a 0, resaltaron no tanto los errores del equipo nacional como las lecciones derivadas del enfrentamiento con un conjunto de primer nivel.

Las fallas de los equipos nacionales en estos partidos saltan a la vista, aunque en ciertos trances internacionales podamos, como excepción, salir airosos. La calidad de un club se mide no por algunas excepciones honrosas, sino por su continuidad.

En el orden internacional no tenemos continuidad y no la tenemos, entre otras razones, por falta de roce o de competencia con buenos equipos. Ese es el termómetro. Es hora, entonces, de que salgamos de nuestra madriguera y de que aprendamos de las derrotas aleccionadoras.

Es hora, entonces, de que salgamos de nuestra madriguera y de que aprendamos de las derrotas aleccionadoras. Estas, y no las victorias casuales, son las que dejan huella.

Las derrotas aleccionadoras deben ser, sin embargo, fruto de un proyecto, de un plan de trabajo con sentido de continuidad. De un plan, eso sí, que se cometa a un análisis crítico para detectar las diferencias o nuestras fallas con los equipos rivales, a fin de corregir y de superarnos. Ahora, cuando nuestros dirigentes se esfuerzan en introducir cambios en la estructura del futbol nacional, no debe olvidarse esta lección.

El futbol nacional no se superará y seguirá sometido a la mediocridad, si no abre puertas y ventanas a la competencia internacional planificada.

La Liga, según comenta la prensa deportiva, venía invicto. En Argentina se enfrentó, sin embargo, con la realidad y se dio cuenta de que no basta con dominar la tenencia del balón. Si la Liga sabe sacarle provecho “planificado” a esta derrota, la habrá convertido en victoria. Un cambio de mentalidad. De eso se trata hoy sin engañarse.