Londres. - Mágica. Indescriptible. De cuento. Una noche que los ticos jamás olvidarán.
Para ellos fue más que la noche en la que Paul McCartney unió a 80 mil espectadores en éxtasis cantando “Hey Jude” a todo corazón. Fue más que las sonrisas arrancadas por Mr. Bean actuando en vivo. Fue más que un gigantesco espectáculo, lleno de luces, escenarios que iban, venían y desaparecían, al ritmo de bailarines y actores. Fue más. Y mucho.
“Vivir esto es vivir”, exclama el taekwondista Heiner Oviedo.
Fue la noche en que alma se les quiso salir del pecho y volar sobre el escenario, mientras paso a paso daban la vuelta olímpica en la ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos.
“Esos pasos por la pista me hicieron meditar que todo lo que he corrido durante tanto tiempo (19 años) ha valido cada centímetro. Dios ha sido mi fuerza”, comenta Gabriela Traña, aún con los ojos chispeantes, dichosa de haber sido la abanderada.
Se había propuesto no llorar. Entonces sonrió, saludo, vivió, cuando después de 45 países le llegó el turno a Costa Rica de sumarse al desfile.
“Solo salí feliz mostrando mi bandera, pensando en lo que estaría sintiendo mi mamá y mis hermanos”, confesó.
No alcanzan las palabras para describir tantas emociones, según cuenta otro de los atletas ticos, el triatlonista Leonardo Chacón. “Lo que sentí fue mágico”. Tan solo pensar, según el mismo Chacón confiesa, que hace cuatro años lo vio por televisión. “Me emocioné, sencillamente me llegó”, confiesa sin reservas el liberiano. Quizás hoy se despierte y se pregunte si no fue un sueño, un viaje con Peter Pan a la Tierra de Nunca Jamás. No. No lo fue.
* Colaboró Olman Mora, Comité Olímpico.
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