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Miércoles 18 de enero de 2012, Costa Rica
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Opinión

Con “El Paté” se va más que una estrella..

Amado Hidalgo

Periodista

Aunque todos estamos de acuerdo en que “Paté” Centeno está muy viejo para la Selección, el anuncio de su retiro nos genera una sensación de extraña orfandad. No por lo que podría significar hoy día en el equipo tricolor, sino por la añoranza que dejará de un jugador de su talento.

Cuando se fueron Óscar Ramírez o Juan Cayasso, todos sabíamos que Wílmer López era el heredero. Y “El Pato” dijo adiós dejando una herida, pero con un sustituto para la “Sele”: La estafeta era del “Paté”.

Después de varias tormentas, Alajuelense logró consolidar un estilo de juego sin un verdadero creativo (Gabas es un contención que aprendió de armador). Heredia también echó mano a un foráneo para sustituir a Kenneth Paniagua y Saprissa intenta madurar a fuego forzado a un Manfred Russell de altos y bajos, pero sin los recursos de Centeno, y a un Yelsin Tejeda que hasta ahora sigue siendo una promesa.

Por eso, a sus 37 años, los morados no quieren dejar ir a Centeno. Y aunque las demás aficiones lo repudian por sus actitudes de divo casero, todos saben que su partida abre una brecha generacional entre el ayer de un futbol espectáculo y el hoy balompié descafeinado y lleno de interrogantes.

Es la misma razón por la que Alajuela recontrata al polémico Froylán en un mercado ayuno de figuras y donde viejos como “Mambo”, “Matador” Alpízar, o el mismo Centeno, siguen siendo las estrellas.

El desfile de nombres por la Selección es una consecuencia de ese apagón que se agudiza cuando uno de los viejos ídolos apaga sus luces.

Alargar la vida futbolera del “Paté” es prolongar la memoria de “Yuba” Paniagua, la idolatría de un “Zurdo” Jiménez, el talento de un “Pato” López. Es alimentar el pasado de grandes glorias que se fueron en silencio, sin que nadie las llorara porque en sus sillas de suplentes se amarraban sus zapatos los cracks de la siguiente generación.