Tiro libre

Edgar Fonseca M.

efonseca@aldia.co.cr

Con justísima razón, la afición anda resfriada y desconfiada con el anuncio de que las luminarias de Brasil estarán en el Nacional el siete de octubre.

El fiasco con una Argentina remendada que se mofó de la hospitalidad de su anfitrión en la apertura del estadio está fresco en el ánimo público.

La escena de Messi mascando chicle en la banca, sin dignarse poner un pie en la gramilla, sin dignarse saludar a los aficionados, ni a los miles de niños y sus padres que llegaron ilusionados a ver sus fintas y magias, está clavada profunda e hiriente en la memoria de la afición.

La Fedefútbol con Brasil una prueba de fuego para reivindicarse. Que en adelante este tipo de selecciones de la élite mundial ni sus agentes la vacilarán cuando se les contrate por acá. ¿O tropezará en la misma piedra?

Brasil promete entrar con los grandes a la gramilla. Ronaldinho, Neymar son algunos de los prodigiosos jugadores que vendrían. De ser cierto, de verlos en acción, el encuentro resultará bautizo de fuego para el flamante nuevo técnico de la mayor, Jorge Luis Pinto.

Nadie olvida aquel vertiginoso choque entre ticos y brasileiros en el Mundial de Corea y Japón 2002. Uno de los más vibrantes partidos que se recuerda por el tú a tú que se vivió y que se pagó, por el bando tico, con sangre y dolor pero no importó. Valió la pena.

¡Y quién no quiere derrotar a Brasil!, dice Pinto, quien, con Colombia, lo enfrentó en eliminatorias mundialistas del sur del continente y sabe el roce y desafío que le aguarda.

Por las señales enviadas y que hoy despejará, Pinto se apertrechará en espuela y experiencia.

Sin duda, una fórmula necesaria para un choque como este donde, como bien lo advierte el técnico cafetero, aquello de “amistoso” queda al margen y cada quien entra a defender su prestigio y su puesto en el ranking FIFA.