Amado Hidalgo, periodista

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Se entiende que el entrenador nacional no puede echarle una palada de tierra al ánimo de sus muchachos a pocos días del primer juego eliminatorio. Se entiende. Pero los aficionados y periodistas nos quedamos confundidos al oírle decir que han jugado bien, cuando lo han hecho mal… Muy mal. Responsablemente, es hora de encender las luces de alerta, para ver el camino y advertir los peligros.

Empieza una eliminatoria difícil, tanto, que ni siquiera estamos seguros de que saldremos vivos de la primera ronda, porque El Salvador es un rival de peligro, o porque no somos tan superiores.

Tenemos un técnico laborioso, buen estratega y muy disciplinado. Como producto de su trabajo, hay un equipo esquemático, pero que le cuesta salirse del patrón y no encuentra muchas variantes cuando tiene que buscar respuestas más allá del pizarrón. O sea, que no tiene liderazgos importantes en la cancha que complementen las ideas del entrenador. El esquema de Pinto gira en torno a peones, no cuenta con caudillos. Bryan Ruiz, el llamado a serlo –más por inspiración que por otra cosa- no estará en la cancha. Joel Campbell es un chico atrevido que, como tal, un día hace partidazos y al otro se desvanece, producto de su juventud. Saborío es obrero, Azofeifa y Barrantes igual y atrás ni se diga. Nos queda la inspiración de Tejeda, demasiado joven, o la del “Chiqui”, sumergido en una liga azerbayiana que no sabemos si le suma o resta.

La horfandad de Bryan Oviedo por el costado no parece suficiente si no encuentra buenos socios. Aunque Pinto no lo diga, sé que tiene las mismas dudas después de los partidos contra Guatemala. Y posiblemente, como muchos, en su mente empiece a germinar la idea de que al final de la jornada, lo que mirará es el Mundial por TV.