Si de acompañar se trata, a los perros no les importa la hora, ni el frío. Eso quedó demostrado con Maya, la perra del corredor, César Lizano.
Ella se levanta todos los días a las 4 a.m. para acompañar a su dueño, mientras se alista para ir a entrenar. “Es una Golden y tiene cinco meses. Ella duerme en la sala y apenas me escucha se acerca al cuarto y anda conmigo por todo lado”, dice Lizano.
Según César, un día pasaron un susto, ya que Maya lastimó sin querer a su hijo de seis años, Gabriel. “Le raspó una oreja con los dientes”, cuenta.
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