Deportes
Martes 13 de noviembre de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Johnny Vargas, se recupera en Parrita

“Me duele todo, todo”

Jorge Umaña, corresponsal GN y Rodolfo Martín

rmartin@aldia.co.cr

Parrita, Puntarenas.- Una somnolencia contínua, daños en piernas y pies, uñas ensangrentadas, inflamaciones, músculos estirados, el sistema vascular dilatado y, fuertes espasmos que lo sacuden de cuerpo entero, son solo algunas de las secuelas que hoy experimenta el ultramaratonista Johnny Vargas tras cubrir, por octava vez, los 119 kilómetros entre San José y Puntarenas.

El deportista, de 62 años, descansaba ayer por segundo día consecutivo, en una quinta particular en Esterillos Este, Parrita.

“Me duele todo, absolutamente todo. Estoy como una lora en mosaico, apenas si puedo sostenerme en pie porque las piernas están flácidas”, dijo con humor.

El tramo, de 119 kilómetros, lo cubrió con un tiempo de 20 horas, 11 minutos y 40 segundos.

Un aparato adherido a su cuerpo contabilizó 404.000 pasos, entre las 8 p.m. del viernes y las 4:11 p.m. del sábado.

Primeras horas

Al llegar a la meta, frente al nuevo balneario de Puntarenas, sus administradores lo asistieron con bebidas hidratantes, sueros y le ofrecieron la piscina para que se refrescara.

“Ahí estuve hasta que anocheció. Luego, me subieron a un carro y caí profundamente dormido hasta que me despertaron frente a un restaurante en Caldera”, recordó.

Lo bajaron del auto y en una silla de ruedas lo llevaron a una mesa para que cenara algo.

“Comí un poquito de ceviche, media sopa de mariscos, un puñito de arroz blanco y un sorbito de cerveza. Por momentos me quedé dormido”, relató.

Al terminar, regresaron al carro y se enrumbaron hasta Esterillos Este. Johnny, se despertó al llegar, se volvió a dormir y no despertó sino hasta el día siguiente a las 8 a.m. cuando se dio cuenta que no podía mantenerse en pie.

Luego desayunó fuerte. El menú: jugo de naranja, gallo pinto, huevos, tostadas con mantequilla y mermelada y dos tasas de café negro.

El día lo pasó en la piscina, al igual que ayer. Cada vez que salía, sentía que el cuerpo se le trababa y reaparecían los dolores, especialmente en sus piernas y pies.

Caminó dormido

La fatiga que experimentó Johnny Vargas, mientras cubría el trayecto entre San José y Puntarenas fue tal, que en algunas ocasiones caminó dormido, generalmente en tramos de 10 y 15 metros.

Al preguntarle ayer si ésta sería su útlima participación en este tipo de competencia, respondió que no es algo que haya dado por descartado.

“Mi esposa (Julia Mercedes Soto) me suplica que ya me retire, sin embargo, yo le respondo que todo depende de algunas cosas que puedan darse en el futuro”, expresó el ultramaratonista, vecino de Alajuelita.