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Domingo 14 de octubre de 2012, Costa Rica
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Pregúntele a Traña

Gabriela Traña

Atleta

El tema de la semana: los antioxidantes y su rol en la prevención del cáncer.

Según el National Cancer Intitute, el cáncer consiste en “enfermedades en las que células anormales se dividen sin control y pueden invadir otros tejidos”. De manera que, el proceso normal mediante el cual las células crecen, se dividen, envejecen o dañan, mueren y son reemplazadas por células nuevas se ve alterado. Por cuanto al descontrolarse este proceso ordenado, las células no mueren cuando deberían morir, y células nuevas se forman cuando el cuerpo no las necesita. En este sentido, existen unas moléculas llamadas radicales libres que son capaces de alterar el proceso normal de la formación y división celular, dañando los tejidos corporales y causando el cáncer, así como otras enfermedades. Los radicales libres se producen por muchos factores desencadenantes que se deben evitar, tales como los agentes tóxicos, la radiación y los compuestos químicos (contaminación ambiental, humo de los autos, tabaquismo, drogas, alcohol, productos de limpieza o herbicidas), también hay productos de desecho de nuestro organismo, así como el estrés, la alimentación alta en grasa y baja en alimentos fuente de antioxidantes. Pero sin lugar a dudas la mejor manera de frenar los radicales libres es ingerir más antioxidantes, que consisten en moléculas presentes principalmente en los alimentos frescos como frutas y verduras. El cuerpo no puede fabricar los antioxidantes, por lo que es necesario adquirirlos a través de la dieta; es mejor obtenerlos de una dieta equilibrada, en lugar de administrar suplementos vitamínicos, porque al organismo le es más fácil absorberlos. Entre los principales antioxidantes de la dieta para evitar la aparición del cáncer podemos citar:

Betacarotenos: precursor de la vitamina A presente en alimentos como zanahoria, espinacas, albahaca, ayote sazón, tomate.

Vitamina C: naranja, limones, mandarina, fresas, kiwi, piña, cas, chiles, vegetales en general.

Licopeno: sandía y principalmente en tomate, más cuando está cocido.

Vitamina E: verduras y hortalizas de color verde espárragos, lechuga, guisantes, espinacas, así como los aceites vegetales de oliva, girasol, soya, nueces (como las almendras, el maní y las avellanas).

Flavonoides: té, vinos, uvas, ajo, manzana, cebolla, pera, espinacas.

Cobre: ostras y otros mariscos, los granos enteros, las legumbres, las nueces, las papas, las vísceras (riñones, hígado), verduras de hoja oscura, las frutas deshidratadas como ciruelas, el cacao, la pimienta negra y la levadura.

Cinc: carnes de res, cerdo y cordero contienen mayor cantidad de zinc que el pescado. La carne oscura de un pollo contiene más cantidad de zinc que la carne blanca, también las nueces, los granos enteros, las legumbres y la levadura.

Selenio: las verduras. La cantidad de selenio presente en las verduras que se consumen depende de la cantidad de mineral que estaba presente en el suelo donde la planta creció. El pescado, los mariscos, las carnes rojas, los granos, los huevos, el pollo, el hígado y el ajo son todos buenas fuentes de selenio. Las carnes obtenidas de animales que comieron granos o plantas que se encuentran en suelos ricos en selenio tienen niveles más altos de este mineral.

Glutatión: presente en brócoli, ajo, espinaca, papas, maíz, espárragos, ajo, col, cebollas, berros y coles de bruselas. Algunas especias como el comino y la canela también elevan modestamente los niveles de glutatión. Así como el melón, aguacate, duraznos, naranjas, nueces, granola, pavo y pollo.

Clorofila: hojas y tallos de las plantas, las raíces y ciertos frutos como los tomates.

Por cuanto una dieta que incluya variedad de alimentos todos los días, combinada con un estilo de vida de paz y armonía, donde estemos lo menos expuestos a ambientes contaminados y practiquemos regularmente ejercicio son las mejores herramientas para evitar la aparición del cáncer.