Londres / AP. - Es rápida, muy técnica, referencia mundial del bicicross y desde ayer es la nueva campeona olímpica.
Pero el secreto mejor guardado de la colombiana Mariana Pajón, quien ayer le dio la segunda medalla de oro a su país, son sus supersticiones. Siempre compite con los guantes y las medias de distintos colores.
“Un día me equivoqué de medias y quedé campeona mundial y entonces pensé, pudo ser por esto. Desde entonces, cada carrera corro con medias diferentes, blanco y rojo, negro o blanco”, contó.
Pajón, de 20 años, dominó el BMX en los Juegos Olímpicos con absoluta autoridad. En la final, tomó la delantera desde la rampa de salida y no la abandonó hasta el final, salvando cada bache, curva y salto con velocidad y sin el más mínimo error. Cruzó la meta y emocionada rompió a llorar.
“Tengo todavía que despertar mañana. Voy a dormir con la medalla, porque todavía no me lo puedo creer. Pasé la meta y no sabía ni qué hacer. Saltaba, se me salían las lágrimas”, relató.
Pajón comenzó a montar en bicicleta casi antes que a caminar. Su padre, Carlos Pajón, practicó bicicrós durante muchos años y le contagió a su hija el amor por esta modalidad del ciclismo, que entró en el programa olímpico en Pekín 2008.
La joven Pajón es ahora parte de la historia del deporte colombiano al convertirse en la segunda campeona olímpica del país tras la pesista María Isabel Urrutia en Sydney 2000.
Mientras tanto, su compatriota Carlos Oquendo se colgó el bronce entre los hombres del bicicrós.
“Ha sido un esfuerzo grande que hemos hecho todos. No podía respirar cuando crucé la meta. Son 20 años haciendo bicicrós y de mucho esfuerzo”, manifestó Oquendo.
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