Chocante. Su principal lunar en los cuatro años que tiene al frente del club, ha sido fallarles constantemente a los jugadores con el pago de sus salarios.
Insulto. Llamó mercenarios a los jugadores por reclamar un atraso del 25% en sus salarios, previo a la final del torneo pasado contra el Santos.
Criticado. Decidió vender camisetas de campeón antes de la final de Invierno 2011, que terminó perdiendo el Herediano ante la Liga.
Increíble. Le ofreció a los futbolistas como premio por campeonizar la taquilla del juego ante los campeones florenses de 1993 y un viaje a África Mía.
No aguantó. A un aficionado le quitaron una pancarta en la final con Santos el torneo anterior, que decía: “Sotela aguafiestas”, y otra: “Sotela dictador”.
Los amarró. Le negó la opción de vincularse al fútbol europeo a José Miguel Cubero y Daniel Cambronero, quienes el Maccabi Netanya los quería contratar.
Se hizo el ruso. El 23 de junio pasado tenía que cancelar deudas superiores a los ¢250 millones, que mantiene el club con varias entidades, pero no cumplió.
Silbado. Pese a su mala gestión, sin ningún tipo de pena fue a recoger la medalla de campeón en el certamen pasado, por lo que le llovió una gran silbatina.
Se lo traga la tierra. Se pierde por semanas, como si no le interesara lo que pasa con el equipo. Dice que se va de viaje y nadie sabe dónde. Ni llamadas de jugadores contesta.
Cuentos. Cuando llegó al Herediano dijo que construiría en el estadio un parqueo subterráneo, graderías y un centro comercial. ¿Lo hizo?
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