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Miércoles 3 de octubre de 2012, Costa Rica
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Opinión

El partido que queremos

Amado Hidalgo, periodista

redaccion@aldia.co.cr

Cuando Costa Rica vaya al Cuscatlán, el próximo 12, no sabemos qué cara va a poner, pero sí la que queremos ver: sin armaduras para sortear las balas, pero si armada para librar la batalla.

No deseamos que un infarto nos deje en medio del enigma y sin saborear la victoria final. Ya sufrimos demasiado y si los dioses futboleros nos cobraban algo, bien lo pagamos con el agónico gol con que Estados Unidos nos bajó del avión a Sudáfrica.

Quiero ver a la Tricolor patentando la superioridad que la separa de El Salvador. Es evidente por historia, por figuras, por volumen de juego.

Pero eso no es suficiente cuando un rival juega con tanta garra como los de “La Selecta” y no se tiene con qué responder en ese campo.

En el área son los guerrilleros del fútbol. Si tuviera a nuestros jugadores nadie les ganaba porque empatarían talento y brío, coraje y volumen de juego.

Siempre nos han complicado porque la bravura suele ser un recurso decisivo cuando el rival es presa de la duda y el temor ante una trinchera de 11 convencidos.

No hacen falta patadas ni manazos, porque ni siquiera sabemos darlos, pero hará falta pierna fuerte, aptitud guerrera, corazón caliente.

De lo contrario, el futbolito tico paseará sus florituras por el Cuscatlán en vano, como otras veces en donde “el sombrerito”, “la perrita”, la gambeta, y todos esos recursos solo sirvieron para acentuar el escozor de una derrota.

Quiero que los legionarios sepulten en el Cuscatlán esa sentencia popular de que solo vienen a ganar horas en su currículo, a ver familiares y a pasarla rico.

Es hora de que sientan la camiseta Tricolor por el simple orgullo de llevarla puesta y ser los guerrilleros de la única batalla que convoca a todo el país sin banderías.