Escazú. - Aquel niño de once años que subió por primera vez a la Cruz de Alajuelita y se sorprendió al ver todo el valle central desde tan arriba, no cambió mucho a quien hoy se convirtió en el primer tico que consiguió escalar el monte Everest.
Oriundo de “toda la vida” de San Antonio de Escazú, casado desde hace seis años con Thessa Rienhart y padre de dos hijos (Laurrens de 3 años y Leonel de 1 año), así es Warner Rojas, quien ingresó ayer al país tras escalar el pico más alto del mundo.
Según él, después de su logro se siente “el mismo”; sin embargo, admite que le sorprende cómo su hazaña no pasó desapercibida: está muy solicitado no solo por los medios de comunicación; sino por sus familiares, amigos y vecinos que no se pierden oportunidad para felicitarlo.
De Nepal no solo se trajo el gran logro; sino invitaciones a otras expediciones y uno que otro “souvenir”.
A pesar de que para muchos escalar el Everest, puede significar alcanzar la cima de su carrera, Rojas asegura que “será la cima más alta, pero no es el reto más difícil”.
En su mira tiene montañas más complicadas como lo son Lhotse y Makalu (en Nepal), y puso a la vista una en Papúa Nueva Guinea (en octubre).
La partida más larga de naipes
Tras semejante logro se esconden muchas anécdotas curiosas. Como por ejemplo, las que le ocurrió en el campamento dos y tres.
“Comenzó a nevar desde la madrugada, estábamos a 6.400 metros, entonces nos pusimos a jugar cartas por diez horas, es la partida más larga que he jugado, por menos no me fue tan mal”, presumió.
También una indicación mal acatada lo dejó sin oxígeno.
“Uno duerme con un tanque de oxígeno. Por alguna razón no entendí y en lugar de poner el regulador del oxígeno en 0.5 lo puse en 2, entonces me volé el oxígeno de dos noches en una”, aseguró el escazuceño entre risas.
Otro chascarrillo que cabe recordar, es que sus compañeros de expedición le tenía de apodo “Mr. President” (Señor Presidente).
“Por la gran cantidad de llamadas que recibía cada día, me molestaban y me decían que si llegaba a ser presidente, y fue muy divertido”, comentó.
Aunque está muy solicitado, ahora Rojas espera poder descansar con su esposa e hijos y desayunar el gallo pinto de su mamá.
Santiguaba muertos
Además del frío con el que debía combatir día a día, una de las situaciones que impactó a Warner Rojas fue ver muertos durante su travesía. Según el escalador, antes había visto congelaciones, pero los decesos lo dejaron “helado”.
“Uno está cansado psicológicamente, le hace falta su familia, su país, su idioma, y cuando pasaba por un sitio y veía algún muerto, yo pensaba en que ese pude ser yo”, admitió el escalador.
“Pensaba en lo difícil que debe ser para la familia y en el traslado del cuerpo, qué triste hacerles eso a mis hijos”, dijo.
“Lo que decía era que “Dios los bendiga”, santiguaba, y seguía con mi camino”, dijo.
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