Por fin le llegó el gol en el torneo

Hermes Solano Rodríguez

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Este torneo no ha sido fácil para Pablo Gabas. El capitán manudo ha tenido que lidiar con las lesiones y con las críticas sobre su nivel de juego, el cual no era el que nos tenía acostumbrado.

Además, tenía el marco de espalda y eso le generaba ansiedad en el terreno de juego.

Pero el sábado ante el Uruguay se desahogó. Además de hacer un buen partido, por fin se le abrió el marco para darle la victoria a Alajuelense. Lo hizo con la “marca de la casa”, de tiro libre.

“Sí, se tardó, pero le doy gracias a Dios porque el esfuerzo de la semana y el no desmayar permitió que llegara”, aseguró el argentino, naturalizado costarricense, que tenía un gran motivo para gritarlo con todo: su hijo Daniel.

“El primero para Daniel y mi familia, que son los que siempre están en los momentos difíciles”, aseguró el volante, reconociendo que aún le falta para estar en la mejor condición posible.

“Me falta todavía”, se sinceró.

Otra vez el labio

El miércoles anterior ante el Real Estelí un golpe en su boca lo puso en duda para el sábado, día que casi le juega una mala pasada la misma situación.

Un balón se estrelló en su cara y el enojo se apoderó del manudo al no creer la mala suerte que estaba viviendo.

“Quería pegarle al piso, y tengo el dolor de vuelta. Todavía mi señora no va a poder darme besos”, recuerda Gabas bromeando un poco, saboreando el regreso al gol, ese que tanto le hacía falta, no solo a él, también al equipo.