Opinión

Milton Montenegro

Periodista

mimontenegro@aldia.co.cr

En esta semana el técnico de la Selección Nacional terminó uno de los muchos microciclos de trabajo.

Siempre me he preguntado, para qué esas sesiones con futbolistas que casi no han jugado o han actuado poco con la Tricolor, figuras que en su mayoría no estarán ni en la banca, en los compromisos de la eliminatoria rumbo al Mundial de Brasil 2014.

Seguro el entrenador y hasta algún dirigente me responderán, esos microciclos sirven para reforzar conceptos en algunos que han sido constantes en los llamados; de igual manera, el objetivo es observar figuras que podrían integrar el grupo que jugará la Uncaf del 2013.

Ese cuento no me lo trago, primero, porque el mismo técnico Pinto ha dicho: “hay que jugar para poder ser convocados”, entonces por qué llama a gente que no tiene equipo en este instante, o a otros que no actúan en el torneo como Kendall Waston, Mauricio Castillo y el santista Osvaldo Rodríguez.

Tampoco entiendo por qué convocan tanto a Yeltsin Tejeda, por citar alguno, quien ha estado en cinco convocatorias y solo 360 minutos ha jugado con la Selección; o Keylor Soto, tres llamados y solo 29 minutos en la cancha.

O por qué en estos microciclos se toma en cuenta a futbolistas que con su rendimiento en el campeonato no se han ganado el derecho de ser parte de la Selección.

¿Por qué, el técnico, de ese montón de microciclos que ha hecho, no ha llamado al florense Pablo Salazar, nadie le habrá dicho que en su continuidad, el zaguero suma 44 partidos seguidos sin salir?

¿O por qué no se le da seguimiento a Waylon Francis, de buen desempeño en Heredia? ¿Aquí qué se pinta con esos microciclos? Creo que nada o muy poco. ¿O se hacen para que alguien justifique su salario?