Londres/AFP. - La etíope Tirunesh Dibaba conservó el título olímpico de 10 mil metros al ganar la carrera ayer, su tercer oro en unos juegos a sus 27 años, tras su doblete histórico de los cinco mil y 10 mil metros en Pekín hace cuatro años.
Con un tiempo de 30 minutos, 20 segundos y 75 centésimas, precedió a las kenianas Sally Kipyego y Vivian Cheruiyot, doble campeona del mundo de 2011 en cinco mil y 10 mil metros en Daegu, Corea del Sur.
Dibaba, vigilando de reojo a Cheruiyot y también en las dos pantallas del estadio, jugó al gato y al ratón con las kenianas.
Feliz como nunca
“Estoy feliz como nunca, más incluso que en Pekín”, señaló la laureada corredora.
“Es verdaderamente especial. He trabajado mucho para volver al nivel tras mis problemas en un pie. Estaba un poco estresada también, ya que sentía el peso de las responsabilidades que me habían lanzado desde mi país”, añadió la campeona.
De nuevo, el “partido” Etiopía-Kenia tuvo lugar hasta 500 metros de la llegada, el momento que eligió la reina de las reinas para lanzarse hacia la victoria.
Lesionada estas dos últimas temporadas, Dibaba, la más joven campeona del mundo de la historia, al tener solo 18 años cuando logró el título de cinco mil metros en París-2003, se ha reencontrado con el éxito.
Una medalla de oro que cobra si cabe más mérito por el hecho de que la primera carrera en la distancia que corrió este año fue hace apenas dos meses.
Su exhibición en las dos últimas vueltas de la competencia la sitúan como la gran favorita para obtener el oro en los cinco mil metros y conseguir el doblete como ya sucediera en Pekín.
Algo insólito. Algo que la encumbraría, si no lo es ya, como la mejor fondista de la historia.
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